Honorable Final.

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En todo lugar hay momentos en que hasta la más cuadriculada de las vidas se altera sin poder evitar lo que ya es increble. Incluso en el más racional y matemático de los sistemas aparece una aberración, una anomalía. Hay veces que la causalidad se vuelve ciencia, y que de repente, sin poder evitarlo, aparece alguien que trastoca mis esquemas, re-quema mis huesos y se re-fusiona en mi mirada ridiculamente ingenua-esperanzada, ni siquiera tiene que haber más atracción en el momento que cierta adicción a sus palabras o a sus inconfundibles gestos y simpáticas muecas. Sin embargo recurro a mi razón y lógica para no dejarme llevar, para no tener que carcajearme después de lamentarme, para no ser yo sino tu la que decide ser cada mañana.

Y buscas inhibirte a tí misma, abrir barreras, buscar huecos...Y es justo cuando las palabras se agolpan en la garganta entre ellas, cortándote la respiración, asfixiandote de ganas!. Y en ella no hay más que recuerdos efímeros y música. No hay reflexión, no hay nada ni siquiera alguien de verdad, por favor!.

Maldición nocturna que ata la astronomía a tu nombre y la frase de Nietszche que se me viene a la razón: Que ridícula es mi necesidad y la modestia de mi amor!, Olvídalo, así nos va bien.
Mentira!.

Lo bueno de no conformarse es que "la vida" continua su ciclo, sigue, de vez en cuando, y le da por hacerte un lío senti-mental,confundiéndote otra vez como si no tuvieras ya suficiente!. O quízá ya toca rendirse... porque la alternativa es seguir luchando, estas cansada de nada y sin embargo...
Esperar.
Texto: Mónica L.

Pink love.

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- ¿Quién es? -dije
- La mujer dragón -contestó ella-. Ha venido a atraparte.
Le cogí las manos, tratando de no temblar cuando noté la
suavidad de su piel.
- Creo que ya me ha atrapado -dije.
Hubo una breve pausa y luego "Kitty" apretó más sus brazos
alrededor de mi cintura.
- Te gusto un poquito, ¿verdad?
- Más que un poquito. Y tú lo sabes. Mucho más que un poquito.



Observación.

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A veces me tumbo y contamplo fijamente el cielo...



Otras tantas, él me tumba y me contempla fijamente.
Mónica L.

Serena.

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Serena, breve y ágil, mira pasar la noche con ojos quietos, y su perfil de vasija se ilumina con las luces de la fiesta y del alcohol. Todo arde en torno de ella... el fuego apenas roza el granito de tristeza. Serena, silenciosamente mira pasar el tiempo, los besos, las manos, las luces, los amores... hasta que la hoguera de la noche es un rescoldo y a sus ojos quietos no llega el sueño... ni el amor.

Serena, breve y ágil... visita las tiendas del atardecer, se desnuda en los probadores, se pone y se quita lencería rosa o blanca alguna que la haga contrastar con el color de su alma, mientras le cantan los espejos. Serena consume un tabaco amargo o deja arder su cuerpo desnudo en el espejo del probador, mientras la ciudad se ilumina de paraguas. Serena, blanca, y flaca esta desnuda al piano y da suelta a unas notas como mirlos, o se calienta un té en el pequeño horno para tomarselo frio, o se masturba con el agua de la ducha... Serena gita en el ataque o en el amor, y Beethoven la mira en silencio, mientras extiende finas lociones, cremas sofisticadas , fragancias exquisitas, luces por todo su blanco y terso cuerpo... cuerpo que por dentro se está pudriendo.

Convive con unos gorriones que duermen en el piano y entierra lámparas debajo de la cama. Serena, ocre y pecosa, ríe o canta... Serena de sidra y de risa habla en la entraña de los trenes, visita la nieve de las alturas y llora un llanto verde y silencioso. Serena y sola... bebe el alcohol de la culpabilidad y duerme entre paja y muñecos de celuloide...

Serena y oscura por dentro... serena y densa... serena ligera, serena íntima y blanca... unos pasos de mujer por la ciudad y este canto a la criatura solitaria, a lo femenino eréctil, a la erosión de la luz decantando o consumiendo unos cuerpos.
Ilustración: Mary Jane Ansell
Texto: Mónica L.

Pequeñas muertes

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Los sueños son pequeñas muertes
tramoyas anticipos simulacros de muerte
el despertar en cambio nos parece
una resurrección y por las dudas
olvidamos cuanto antes lo soñado
a pesar de sus fuegos sus cavernas
sus orgasmos sus glorias sus espantos
los sueños son pequeñas muertes
por eso cuando llega el despertar
y de inmediato el sueño se hace olvido
tal vez quiera decir que lo que ansiamos
es olvidar la muerte
apenas eso.


Texto: Mario Benedetti
Imagen: Esao Andrews.

Al corazón.

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Corazón de almidón adoleces ultimamente
Ayer se encrespaba, suspiraba y resplandecía a luz y sombra
Hoy me reprocha, se lamenta y me razguña como gato enfurecido
Pincha lento como un alfiler oxidado
Bombea rabiosamente desesperado
Cada profunda respiración es un mordisco en el endocardio
Ardes corazón como quemadura de cigarro
Dueles… dueles y te retuerces despiadadamente.

Encolerizado, loco, desquiciado y turbado no conoces el motivo
Tal vez no has tenido los cuidados necesarios
quizá te encuentres hastiado de 'mal de amores',
debatido, agotado y ultrajado por quien te pongo enfrente
pisoteado entre batallas por otros tantos,
probablemente harto de analgésicos y calles sin salida,
seguramente afligido a consecuencia del recuerdo 'tras el recuerdo'
y del olvido que jamás olvida.

Te atreves a anunciarme la salida de tu templo,
saltar y correr con piernas ligeras,
abrazar con brazos de pluma fina,
apretar hasta sentir el eterno retumbar al compás de otro
juntos resonar ese mismo santiamén
en una misma canción
esa misma pasión.

Admito que te eh olviado, hasta te eh ocultado.
Por la noche te dejo olvidado entre mis sueños,
por la mañana suelo dejarte en mi buró,
te eh olvidado inclusive en algún banco,
escondido debajo de la piedra más grande
descuidado en un mostrador de tienda departamental,
en algún baño público,
sobre la barra de algún bar,
sobre la mesa de alguna cafetería solitaria.
Por engañoso delator o por descuido...
hasta haberte puesto en algún contenedor de basura.

Pensando que habías sucumbido ante el sentimiento
Desaparecido por completo de mi templo…
Llegas anunciándome que sigo viva,
te muestras enervante reclamando tu lugar
lugar que tantos han deseado y otros despreciado
tuyo hasta que alguien digno se apodere de tu alma.
Corazón sin-color... corazón de almidón
Seguirás siendo mío hasta la eternidad!.


Texto: Mónica L.
Fotografía: Lilya Cornelli