Todavía no he olvidado, cercana a la ciudad,
Nuestra blanca mansión, pequeña más tranquila,
La Pomona de estuco y la antigua Afrodita
Velando su pudor tras una rala fronda,
Y el sol, en el crepúsculo, destellante y soberbio
Que, tras el vidrio donde se quebraban sus rayos,
Parecía, gran pupila en el cielo curioso,
Contemplar nuestras largas y solitarias cenas,
Derramando sus bellos reflejos alongados
En el estor de sarga y en el frugal mantel.
Imágen: Ekaterina Zagustina
Texto: Charles Baudelaire.
7 comentarios:
El Sol es nuestro padre.
Un gran saludo.
me gusta te felicito por tu blog
He llegado a tu blog a través de otro y la verdad es que me voy a pasar más a menudo y te invito a que hagas lo mismo con el mío. Me ha gustado el poema (me encanta Baudelaire) y la estética que tienes en el blog, las imágenes que usas...
Un saludo.
Gracias por la visita a mi rinconcito. El tuyo me ha gustado mucho..:)
Besos !!
Que buen lienzo acabo de imaginar con tus palabras, algo así como un sueño.
Abrazos
Qué encantador poema de Charles Baudelaire. Atinada tu selección.
Como siempre, ¡un placer visitar tu blog!
Besos!!
Excelente poema de Charles Baudelaire, como siempre, ¡es un placer visitar tu blog!.
Besos!!
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